Pasa un señor por el cuarto de su hijo y lo escucha rezando de esta manera: "Señor bendice a mi Mamá a Papá a mi Abuela, adiós Abuelo". Al día siguiente se muere el abuelo. 
La semana siguiente otra vez el señor escucha a su hijo orando y dice: "Señor bendice a mi Mamá, a Papá, adiós Abuela". Al día siguiente se muere la abuela.
La semana siguiente de nuevo el señor escucha a su hijo orando y dice: "Señor bendice a Mamá, adiós Papá". Cuando el señor escucha eso se asusta mucho, de tal manera que esa noche no durmió, al día siguiente el señor muy preocupado y muy atento a todo, se va al trabajo con mil preocupaciones, en la tarde cuando regresa a su casa le dice a su mujer: 
— Mi amor no te imaginas que día de infarto he tenido.
— Día de infarto tuve yo, pues como te parece mi amor que esta mañana se murió de un infarto el lechero aquí en la puerta de la casa!

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